Repensando en la violencia: un razonamiento

Questo è l'articolo che ho scritto e che sarà pubblicato sul giornale locale "El Liberal" domenica prossima..

No sé si el ojo de un europeo es tan diferente al de un latinoamericano; las percepciones de las cosas, el vivir momentos o emociones diferentes… Cuando, situaciones hasta aquel momento teóricamente definidas como horribles se materializan así, de golpe, no se sabe bien las reacciones que uno pueda tener.

Una persona parte desde Italia pensando que algunos valores, los que siempre te enseñan desde cuando se nace, no se puedan poner en discusión. En mi caso uno de los valores que siempre me han enseñado ha sido el respeto a cualquier persona sea este hombre o mujer. Pienso, por el carácter que tengo y por la cultura que me han transmitido mis padres, que las personas tienen el derecho a no ser humilladas y a ser respetadas por cualquier elección que hagan en su vida. Creo, por fin, que cada uno tiene el derecho a desarrollarse espiritual y socialmente según sus propias convicciones, siempre que no afecten la vida de los otros.

Por la corta historia que tengo puedo decir que la diferencia que se puede notar entre la generación de mi madre y la de mi abuela es la manera de entender el trabajo como forma de ser y de auto-realización. Si mi abuela ha pasado siempre su vida al cuidado de los hijos y del hogar, mi madre, aunque nunca ha dejado de lado su familia, se ha dedicado siempre al trabajo como forma de sustentar, intelectual y económicamente, a sus hijos. Pero además, mi madre (y digo mi madre para decir su generación) siempre ha cuidado sus intereses personales. Recuerdo que cuando era niño me dejaba ver la televisión con los auriculares mientras ella tocaba el piano. O me dejaba con mi abuela cuando tenía sus clases de yoga, incluso los fines de semana cuando se iba a Roma por razones de estudio. Pero mi madre siempre ha estado presente en los momentos importantes de mi crecimiento: desde el primer día en esta tierra hasta el momento en que con un gran dolor me vio partir para Argentina.

Hablo de todo esto no para contar mi vida y ni siquiera para decir que quiero mucho a mi madre, (aunque esto es verdad!) Parto de esto para contarles un hecho que me pasó hace un mes aquí en Santiago o, mejor, en una ciudad aquí cerca. Este episodio habla de violencia psicológica ejercida contra una mujer. No importa dónde, cuándo y a quién le pasó porque lo más importante es el hecho violento que he presenciado.

Me fui a una exposición de productos artesanales y, por casualidad, asistí a una escena que nunca olvidaré en mi vida. Una artesana, recién llegada a esta feria para vender sus productos realizados con sus manos recibió el reclamo airado del marido que quería llevársela a casa. Este señor, me dijeron las otras artesanas, tampoco era el marido sino su compañero. Él ya tiene una familia y con esta artesana tiene dos hijos. Sin expresar juicio alguno sobre la presunta moralidad de este hombre, lo que más me asombró es que él viajó cuatro horas para ir y cuatro para volver porque no quería que su mujer se emancipara. Esto, desde mi punto de vista, habría significado perder el poder sobre ella. De todas maneras este señor esperó impasible que la telera quitara sus productos del mostrador. La cara de ella, llena de lágrimas por la oportunidad perdida, expresaba todo el sufrimiento por la humillación que estaba sufriendo.

Luego, apenada, dijo (y se dijo para auto convencerse) que tenía que volver a su pueblo para cuidar los niños que se habían quedado con la abuela. La he visto irse con un sentido de pesadumbre expresado en su mirada vacía.

Con este artículo no quiero absolutamente expresar juicios absolutos sobre un hecho o una sociedad. Quiero, sin embargo, hacerme y hacer unas preguntas a las cuales cada uno puede contestar como quiera.

¿Qué es la emancipación o la autodeterminación de la propia vida y el libre desarrollo de la propia inteligencia? ¿Qué es la civilización si no aquel largo proceso hacia la realización personal de cada uno? Y, sobretodo, sobre cuáles bases se funda el estado moderno si no sobre aquellos principios laicos de igual dignidad social, igualdad frente a las leyes sin distinción de sexo, lengua, religión, opinión política o condiciones personales y sociales?

Daniele Spinsanti Fundaciòn GUS de Argentina